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Channel: En la boca del lobo » The New York Times
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Periodista responsable, periodista amarillo

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Estos días se han escuchado llamamientos a la responsabilidad de los medios de comunicación en voz de algunos (ir)responsables políticos. Ana Mato -o su equipo dependiendo la importancia del interlocutor- telefoneó a varios directores para pedirles prudencia en el tratamiento del contagio del Ebola. La llamada se efectuó tras su catastrófica rueda de prensa del lunes. La estrategia (¿protocolo para salir de rositas?) logró amainar titulares y críticas. Supongo que ese era el objetivo.

Los medios se han esmerado, por lo general, en no propagar alarmas ni bulos. El amarillismo es otra cosa. No se puede decir lo mismo de los líderes políticos del Ministerio de Sanidad y de la consejería correspondiente de la Comunidad de Madrid. Mato por dejación y Javier Rodríguez por incontinencia verbal han creado desconfianza en los ciudadanos.

Es incomprensible que no haya una rueda de prensa diaria. Mercedes Vinuesa parece capaz, lo mismo que el coordinador del Centro de Alertas y Emergencias, Fernando Simón. Si no hay información se anima al bulo. Muchos medios han entrado en una carrera loca por las presuntas exclusivas. Una conversación monosilábica con Teresa Romero, violando su intimidad, se convirte en una entrevista exclusiva. En esa trampa cayeron demasiados periódicos.

Tengo más dudas en el caso de la fotografía publicada por El Periódico de Catalunya; su director Enric Hernández lo explica en un texto titulado Cinco razones para publicar la fotografía de Teresa Romero. Se trata de un plano general, respetuoso, que muestra la situación de una persona que el poder político ha convertido en chivo expiatorio. Contiene información y emoción. Pero es posible que en este asunto concreto no sea objetivo porque el Periódico es uno de los medios en los que colaboro habitualmente.

Un amigo me habla del libro de Anthony Lewis, columnista del The New York Times fallecido en 2013. Trata de la libertad de expresión, de la lucha permanente entre el periodista que desea conocer y el que trata de ocultar.

En un momento hace referencia a Bernard Levin, otro célebre columnmista britanico, esta vez del The Times londinense, que advirtió contra la tentación de prensa de asumir responsabilidades. “La prensa no tiene ningún tipo de deber de ser responsable y sería un mal día para la libertad si un día llegase a tenerlo. Debemos seguir siendo vagabundos, forajidos y solo así podremos mantener la fe en la que vivimos, que es tratar de conseguir informaciones que otros no quieren que sean conseguidas y hacer comentarios que otros no quieren que sean hechos”.

En el caso del Ebola la responsabilidad es desenterrar la inmundicia política. Algunos lo han hecho, pero sigue faltando un gran relato capaz de poner contra las cuerdas a los que han mentido, confundido, ocultado y fracasado como gestores.

El Huffinfgton Post publica una segunda carta del doctor Echevarría desde Bo, Sierra Leona, tan interesante como la primera.

Cualquier unidad sanitaria que esté dedicada a recibir o tratar enfermos de ébola, ya sean sospechosos, probables o confirmados (son las tres categorías que manejamos) dentro o fuera de una estructura sanitaria mayor (por ejemplo, dentro de un hospital), sigue obligatoriamente unas reglas en relación con la infraestructura, el flujo de personas y el personal que trabaja en ella.

Se establecen claramente dos zonas, de bajo y alto riesgo, totalmente aisladas del resto de la estructura sanitaria. En las zonas de alto riesgo, se ingresa a los pacientes en diferentes salas, según son sospechosos, probables o confirmados. Y es donde se realiza la toma de muestras. Las extracciones de sangre para los tests se realizan en la zona de alto riesgo por personal cualificado y debidamente protegido, y son trasladadas al laboratorio bajo estrictas medidas de aislamiento y seguridad, siguiendo protocolos de la OMS y CDC (Centro de Enfermedades Transmisibles de Atlanta).

Todo lo que se utiliza en las zonas de alto riesgo (material médico, trajes de protección, vasijas y recipientes de plástico, etc.) que no pueda ser debidamente lavado y desinfectado (como los pijamas sanitarios que utiliza el personal, las botas de goma, las gafas -googles-, delantales y guantes de caucho, etc.) se destruye en la misma zona de aislamiento: nada, absolutamente nada, sale de la unidad.

(para leerla entera pinche aquí; merece la pena)

El éxito de sus dos cartas demuestra que estamos ansiosos de una información seria, profesional y decente.

Música para Teresa.


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